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Lula gana por un estrecho margen el polarizado balotaje en Brasil

Su victoria consolida el giro izquierdista de América Latina, pero el resultado refleja un país completamente dividido.
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Luiz Inácio Lula da Silva ganó este domingo las históricas elecciones de Brasil, con el 50,9 % de los votos válidos, frente al 49,1 % alcanzado por Jair Bolsonaro.

A sus 77 años, el izquierdista será en el presidente con mayor edad en asumir el cargo y el primer brasileño en entrar por tercera vez en el Palacio de Planalto, tras liderar el país entre 2003 y 2010.

Aunque con la victoria de Lula se consolida el giro izquierdista de América Latina, el estrecho margen, el más ajustado desde la redemocratización del país, refleja un país completamente dividido.

Como era de esperar, Bolsonaro comenzó liderando el conteo, pero fue rebasado por Lula al 67,76 % del escrutinio, a medida que iban entrando los votos de los estados pobres del norte y de nordeste. En esta ocasión, la abstención fue del 20,55 %.

Tensión y primeras lecturas

Bolsonaro ha hecho en los últimos meses una intensa campaña en contra del sistema de voto electrónico usado en Brasil desde 1996, lo que ha desatado temores de que no acepte la derrota.

«En el momento en que se confirme la victoria de Lula, se puede esperar que los líderes occidentales reconozcan el resultado de inmediato para aumentar la presión sobre Bolsonaro para que acepte la derrota», escribió el analista Oliver Stuenkel.

Dos horas después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) declarase vencedor a Lula, Bolsonaro no había reaccionado ni le había llamado por teléfono para felicitarle, como manda la tradición.

No obstante, en una rueda de prensa, el presidente del TSE, el juez Alexandre de Moraes, indicó que se había comunicado con los dos candidatos. «Les avisé que iba proclamar el resultado oficial. No creo que haya ningún problema. Si hay impugnaciones dentro de las normas electorales, serán analizadas», aseguró.

En esta noche electoral, el ultraderechista se apuntó una victoria en el estado de Sao Paulo, el más rico y poblado de Brasil, donde su candidato, el exministro de Infraestructura Tarcísio Gomes, derrotó al aspirante petista, Fernando Haddad.

En Rio Grande do Sul, el candidato bolsonarista Onyx Lorenzoni perdió, contra todo pronóstico, con el joven Eduardo Leite. Otros diez estados escogieron también a sus gobernadores en segunda vuelta, entre ellos Bahía, donde ganó el candidato de Lula, Jerónimo Rodrigues.

La detención de cientos autobuses con electores por parte de la Policía Federal de Carreteras, considerada cercana a Bolsonaro, empañó la jornada electoral porque retrasó el ritmo de votación. Por la mañana, el director de este cuerpo llegó a publicar un mensaje en las redes apoyando a Bolsonaro, que luego retiró.

Aunque la operación policial fue criticada por utilizarse con intereses electorales, el TSE aseguró que no había afectado los resultados y reiteró que la votación transcurrió dentro la normalidad.

La campaña electoral se vio sacudida también a última hora tras un incidente grabado en video el sábado, en el que una diputada bolsonarista persiguió a punta de pistola a un periodista negro después de una discusión sobre los comicios.

Lula, ‘ave fénix’

La victoria de Lula no solo da carpetazo a cuatro años de gobierno de Bolsonaro, sino que también simboliza su espectacular renacer, después de que fuese encarcelado y se le denegasen sus derechos políticos en 2018, tras ser condenado por corrupción en el marco de la operación Lava Jato.

Lejos queda ahora la imagen del líder del Partido de los Trabajadores (PT) refugiado en el sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, a las afueras de Sao Paulo, y al que se afilió con tan solo 22 años para terminar presidiéndolo.

Miles de personas acudieron entonces a los alrededores del sindicato para apoyar a uno de los mayores políticos que ha tenido América Latina al grito de: «No te entregues, no te entregues».

Lula se entregó porque siempre defendió su inocencia y denunció una conspiración para evitar su regreso a Planalto en las elecciones de ese año, en las que fue el gran favorito. Pero ya el petista en la cárcel, Bolsonaro consiguió la victoria ante Fernando Haddad.

Sin embargo, en noviembre de 2019, Lula fue liberado por una cuestión procesal, lo que supuso un regreso al ruedo político que ha sellado este domingo con su tercera victoria electoral.

«Gobernar para los vulnerables»

El vicepresidente de Lula será el exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, un viejo enemigo con el que se alió para tratar de agradar a los mercados.

El líder del PT encabeza una coalición de partidos progresistas que recibió el apoyo de numerosas personalidades, entre ellos el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1994 y 1998), un exrival político que le derrotó en dos ocasiones.

Pacificar el país y gobernar para todos, en especial a los más vulnerables, ha sido uno de los mensajes que ha prometido durante esta campaña. Lula afirma que durante su mandato combinará responsabilidad fiscal y social y desarrollo sostenible. También sostiene que revocará muchas de las medidas de Bolsonaro, especialmente las que afectan al medio ambiente: recuperará todas las áreas indígenas y prohibirá cualquier ocupación de minería ilegal y deforestación ilegal en la Amazonía.

Los analistas le auguran a Lula un gobierno difícil porque estas elecciones han dejado un Congreso más derechizado y conservador, dominado por partidos aliados de Bolsonaro.

Así que este experimentado hombre de la política –que este domingo se presentó por sexta a unas elecciones presidenciales– tendrá que desplegar su habilidad negociadora para poder sacar adelante sus proyectos. El próximo 1 de enero deberá asumir su cargo.

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