En el primer día del G7, que hasta el 28 de junio se desarrolla en Schloss Elmau, en los Alpes bávaros, los líderes presentes en el foro acordaron lanzar la iniciativa Cooperación para Infraestructuras Globales, con el fin de movilizar cientos de miles de millones de dólares para mejorar las infraestructuras y diversificar las cadenas de suministro.
El plan pretende reunir 600.000 millones de dólares para el año 2027 en inversiones globales de infraestructuras. Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden, ha declarado que Washington movilizará para esa iniciativa 200.000 millones de dólares. La suma será recaudada durante los próximos cinco años mediante subvenciones, financiación federal e inversiones desde el sector privado.
Las primeras iniciativas en el marco de la cooperación anunciada incluyen una inversión de 2.000 millones de dólares en un campo solar en Angola, 320 millones de dólares para la construcción de hospitales en la Costa de Marfil y 40 millones de dólares para promover el comercio regional de energía en el sudeste de Asia.
Aparentemente, el plan del G7 responde a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, criticada por algunos funcionarios occidentales, que sostienen que la política del gigante asiático atrae a los países endeudados, que al final no sacan tanto beneficio como Pekín de las inversiones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó que el programa del G7 ofrece «infraestructuras sostenibles y de calidad» y dijo que «escuchará atentamente a los países receptores».