Honduras, marzo 2024._ Hace más de 60 años, un pionero investigador mostró cómo un pulso de electricidad en
el cerebro de un toro de carga podría ser utilizado para detener al animal en su trayectoria. Hoy en día, la
neuroestimulación se usa para tratar una variedad de enfermedades humanas, incluyendo la enfermedad de
Parkinson, temblor, trastorno obsesivo-compulsivo y síndrome de Tourette. Un neurocirujano de Mayo Clinic y sus
colegas creen que una forma de tratamiento llamada estimulación cerebral profunda (ECP), está lista para resolver
uno de los mayores desafíos de la salud pública: la adicción a las drogas.
"La adicción a las drogas es una enorme y urgente demanda médica", afirma el doctor y Ph. D. Kendall Lee, que
publicó casi 100 artículos científicos acerca a la ECP juntamente con sus compañeros. La clave para tratarla, afirma,
es eliminar el placentero "tener un subidón" que viene con la adicción — algo que la ECP eventualmente puede hacer.
"En este momento, tenemos varios estudios iniciales que prometen suministrar el rápido aumento de dopamina que
hace que las personas tengan un subidón", dice el doctor Lee, neurocirujano de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
En 2023, un récord de 112.000 personas murieron en los Estados Unidos después de una sobredosis de drogas, lo
cual incluye drogas ilegales y opioides recetados. En 2019, a nivel mundial, alrededor de 600.000 muertes se
atribuyeron al uso de drogas. A pesar de que varios tratamientos psicológicos y farmacéuticos están disponibles para
la adicción, alrededor del 75% al 98% de los pacientes presentan reincidencia.
"Lo que es único en la adicción es que se crea un patrón en el cerebro que se perpetúa a sí mismo. Básicamente,
este comportamiento se refuerza, haciéndolo mucho más resistente a la intervención ", explica el psiquiatra de Mayo
Clinic, Tyler Oesterle".
El cerebro está listo para hacer del placer una prioridad. El sistema de recompensa del cerebro conecta dos pequeñas
regiones: el área tegmental ventral de Tsai, que libera la dopamina química para sentirse bien, y el núcleo
accumbens, que controla la memoria y el comportamiento. El primer es la razón por la que se siente un shock de
placer después de morder una hamburguesa. Es por eso que su boca saliva cada vez que huele a alguien
encendiendo una parrilla. Las drogas pueden abrumar este sistema al inundarlo de dopamina y reforzar los vínculos
que sustentan la adicción.
¿Pero qué pasaría si pudiera cortocircuitar el sistema de recompensas? Si las drogas dejaran de provocar el estado de
subidón, ¿sería más sencillo dejar de usarlas? Una investigación preliminar realizada en modelos animales y
humanos, sugiere que es posible reducir el comportamiento de búsqueda de drogas estimulando eléctricamente las
regiones cerebrales asociadas con la recompensa.
"Los resultados son prometedores, pero aún no sabemos cómo funciona. Lo que realmente necesitamos es una
técnica que nos permita ver cómo funciona el cerebro y cómo cambia el cerebro en respuesta a la estimulación, para
que podamos utilizar esa información para mejorar el tratamiento", dice el ingeniero biomédico de Mayo Clinic, Ph.D.
Hojin Shin”.
Como parte del Laboratorio de Ingeniería Neuronal de Mayo Clinic, el Dr. Shin y su compañero, el Ph.D. Yoonbae Oh,
han estado ocupados desarrollando nuevas técnicas para medir sustancias químicas cerebrales, como la dopamina y
la serotonina, en tiempo real. Las versiones más recientes utilizan electrodos compuestos de fibras de carbono
flexibles, más delgadas que un cabello humano, conectadas remotamente a un circuito electrónico que puede
simultáneamente estimular neuronas y detectar neuroquímicos.
Los investigadores utilizaron sus innovaciones para obtener información importante sobre la ECP y los
mecanismos de adicción. En un estudio, utilizaron la ECP para activar el área tegmental ventral de Tsai
productora de dopamina en cerebros de roedores. Luego administraron una dosis de un estimulante altamente
adictivo. El tratamiento experimental con la ECP redujo el flujo de dopamina al núcleo accumbens, el centro de
recompensa del cerebro, casi a la mitad.
En otro estudio, el equipo probó el enfoque en un modelo de roedor con adicción a los opioides. Cuando les dieron a
los modelos un poderoso opioide, notaron un aumento en los niveles de dopamina. Pero cuando trataron a los
modelos con la ECP antes de administrar el medicamento, ese pico nunca ocurrió. El tratamiento experimental
también pareció inhibir la depresión respiratoria, las dificultades respiratorias responsables de la mayoría de las
muertes por sobredosis de opioides.
Recientemente, el equipo ha recibido una subvención de los Institutos Nacionales de la Salud para obtener la
aprobación de una Exención de Dispositivo de Investigación de la Food and Drug Administration (FDA), un paso
necesario para futuros estudios preclínicos y ensayos clínicos de este tratamiento experimental.
"Ver la adicción como un problema biológico y abordarlo con tratamientos biológicos como ese, es un cambio de
paradigma. Sabemos que las intervenciones conductuales o farmacéuticas estándar no funcionan para todos. Vamos
mucho más allá de los límites porque sabemos que necesitamos hacer algo diferente, realmente diferente, para
ayudar a la gente a reconstruir su propia vida", explica el doctor Oesterle".
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