En febrero de 2021 el candidato ecuatoriano Andrés Arauz se imponía en la primera vuelta presidencial y, con 13 puntos de diferencia con su rival, parecía encaminado a la victoria. Después de todo, la derecha llevaba décadas sin ganar. Sin embargo, la situación dio un giro inesperado.
Yaku Pérez, el postulante del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, quedó tercero por debajo de Guillermo Lasso con menos de 35.000 sufragios de distancia. De cara al balotaje, el líder originario abogó por un «voto nulo ideológico» y así quedó en bandeja el triunfo del banquero.

Un 16 % de sufragio nulo, que estableció récord en Ecuador, elevó el porcentaje de votos válidos de Lasso y acortó la ventaja de Arauz. Además, el exmandatario conservador logró sacar buenos resultados en territorios donde Pérez había triunfado, como Azuay.
Luego, en 2023, Lasso invocó la ‘muerte cruzada’ y en unos sufragios anticipados, Ecuador fue a una nueva segunda vuelta, ahora con Daniel Noboa y Luisa González. Otra oportunidad en la que la comunidad indígena resultó clave para la corriente derechista.
¿Se repetirá?
Casi dos años después, Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN), y González, de la Revolución Ciudadana (RC), se vuelven a ver las caras en un balotaje y, el votante indígena es el más codiciado.
A diferencia del 2023, cuando Pérez obtuvo el 3,97 % de las papeletas, quedando en antepenúltimo lugar, en la primera vuelta de febrero pasado Pachakutik tuvo como carta electoral a Leonidas Iza, quien terminó con un 5,25 % que lo situó tercero.

«El voto indígena sí se inclinó hacia Guillermo Lasso, pero en este momento no es el mismo que Daniel Noboa», afirma la consultora política Wendy Reyes. Y añade: «La percepción de Daniel Noboa es que es más de ultraderecha que lo que fue Guillermo Lasso», añade.
Reyes, quien fue secretaria de Comunicación bajo la gestión de Lasso (2021-2023), explica que es un bloque «bastante heterogéneo», es decir, «no es que todos los indígenas están siguiendo orientaciones de sus dirigentes, no todos y no a rajatabla».
Los exhortos
El fin de semana pasado la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) decidió respaldar a Noboa, a quien le exigirán a cambio una «agenda amazónica que beneficie a la colectividad».
Mientras que el mes anterior la Confederación de Pueblos y Organizaciones Indígenas Campesinas, herederos de la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI), apostó por González como la encargada de «retomar la senda del progresismo».

Empero, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el ente más representativo y poderoso del colectivo, cuyo brazo electoral es Pachakutik, todavía no ha definido su adhesión.
«Tenemos que rechazar los intentos de división de nuestras estructuras organizativas con diálogos, negociaciones internas, con círculos de los candidatos finalistas que, en este caso, intentan posicionar criterios fuera de nuestras estructuras organizativas», criticó Iza.
No obstante, este viernes Iza reconoció que hay disenso en sus filas, tanto que todavía no se ponen de acuerdo sobre a quién avalar. «Será un voto consciente y la vamos a discutir en este día», apuntó el exaspirante presidencial, quien al mismo tiempo, clamó «ni un solo voto a la derecha».
¿Será culminante?
Noboa, el primer candidato-presidente de la historia contemporánea ecuatoriana, superó por escaso margen (44,17 % a 43,97 %) a González. Ambos consiguieron más de 4,5 millones de sufragios y, de cara a la segunda ronda, se estima que con 6 millones habrá triunfador seguro.
«El margen entre, tanto la candidatura de Luisa González como de Daniel Noboa, es tan estrecha, que en este caso por supuesto que es determinante y es decisivo el voto indígena«, manifiesta Reyes.
Un artículo del analista de opinión pública y comportamiento electoral, Javier Rodríguez Sandoval, muestra que Iza venció en parroquias rurales de población indígena, en la sierra centro, en las cuales Noboa consiguió la Presidencia en 2023.

Inclusive se trata de sufragios que no provienen de las estructuras organizativas del movimiento indígena, pero eso no evitó que diera un soporte considerable para Iza, como antes se lo dio a Noboa. Por lo que se avecina un escenario impredecible.
«Se siente una dispersión en el voto indígena en tres direcciones, una hacia el correísmo, otra hacia el noboísmo y otra hacia el voto nulo«, opina Reyes. «No es el mismo voto, no es que se traslada exactamente igual y por supuesto que hay un anticorreísmo», insiste.
Lo que viene
El 11 de febrero anterior, en la primera entrevista luego de ganar los comicios, Noboa admitió que ADN ha tenido «una buena relación con los pueblos y nacionalidades», de la misma forma que resaltó el sostén logrado en provincias como Chimborazo, «históricamente de izquierda».
«La gente lo que busca es el cambio, el futuro. Los jóvenes buscan ese futuro. Los padres votaron por Iza, los hijos votaron por Daniel Noboa», agregó a Radio Centro, al mismo tiempo que aclaró: «No significa que nos vamos a enfocar en la sierra».
Por su parte, seis días después, luego de agradecer a la FEI por abrazar su postulación, González instó a sus seguidores a «revivir Ecuador desde el campo, desde las comunidades, desde cada rincón que ha resistido el abandono y las injusticias».
«Para el sector indígena es importante el respeto a las organizaciones indígenas y campesinas. Creo que esa es la primera demanda que tendrá», atisba Reyes. «También siempre ha prevalecido el tema de la educación intercultural», señala.
De hecho, en el plan de gobierno de Iza se plantearon siete principios generales, entre los que sobresalía la plurinacionalidad e interculturalidad, el cuidado de la naturaleza y la crisis climática, y el «poder popular plurinacional».
El 13 de abril próximo la población indígena tendrá otra cita con la historia. Ya le abrieron las puertas de Carondelet a Noboa, como lo hicieron antes con Lasso, ahora el joven mandatario tratará de recuperar esa votación, mientras González buscará limar las asperezas de la Conaie con la Revolución Ciudadana.
«Hay sectores que están más radicalizados hacia la izquierda que ven a Noboa como un peligro, sobre todo por su relación y alianza con Donald Trump y lo que está sucediendo en EE.UU.», proyecta la experta. «Lo ven con estas alertas en este momento por la coyuntura en la que estamos viviendo», avisa.