Si siempre has sentido que eres un imán de mosquitos, los científicos ahora tienen evidencia importante para ti: los mosquitos se sienten más atraídos por ciertos humanos, según un nuevo estudio.
Un equipo de investigación dirigido por Leslie Vosshall, profesora de la Universidad Rockefeller y directora de su laboratorio de neurogenética y comportamiento, buscó identificar por qué ciertas personas parecen atraer más mosquitos que otras. Los resultados de la investigación se publicaron en la revista Cell el 18 de octubre.
En el transcurso de los últimos tres años, los investigadores pidieron a un grupo de 64 voluntarios que usaran medias de nailon en los brazos durante seis horas al día durante varios días. Maria Elena De Obaldia, la primera autora del estudio y ex becaria postdoctoral en la Universidad Rockefeller, construyó un «ensayo de olfatómetro de dos opciones»: una cámara de vidrio acrílico en la que los investigadores colocaron dos de las medias. Luego, el equipo de estudio liberó mosquitos de la fiebre amarilla —científicamente llamados Aedes aegypti— en la cámara y observó qué calcetín los atraía más.
Esta prueba permitió a los investigadores separar a los participantes del estudio en «imanes de mosquitos», cuyas medias atrajeron muchos mosquitos, y «atractores bajos», que no parecían tan atractivos para los insectos. Los científicos examinaron la piel de los imanes de mosquitos y encontraron 50 compuestos moleculares que eran más altos en estos participantes que en los demás.
“No teníamos nociones preconcebidas sobre lo que encontraríamos”, dijo a CNN Vosshall, quien también es directora científica del Instituto Médico Howard Hughes. Pero una diferencia fue particularmente distintiva: los imanes de mosquitos tienen tasas mucho más altas de ácido carboxílico en la piel que los atractores bajos.
Los ácidos carboxílicos se encuentran en el sebo, la sustancia aceitosa que crea una barrera y ayuda a mantener la piel hidratada.
Los ácidos carboxílicos son moléculas grandes, explicó Vosshall. “No son tan malolientes por sí mismos”, dijo. Pero las bacterias beneficiosas en la piel “mastican estos ácidos, que producen el olor característico de los humanos”, que puede ser lo que atrae a los mosquitos, según Vosshall.
Así se ven un millón de mosquitos recolectados para la ciencia
El olor de las secreciones de la piel juega un papel
Unos de los participantes del estudio, identificado como Sujeto 33, fue el centro de atención para los mosquitos: las medias del sujeto resultaron 100 veces más atractivas para los mosquitos que las del resto de los participantes.
Y el nivel de atracción de los humanos pareció mantenerse bastante constante a lo largo del tiempo para los participantes que fueron monitoreados durante el período de tres años, dijo Vosshall.
El sujeto 33, por ejemplo, «nunca dejó de ser el ser humano más atractivo» para los mosquitos, lo que podría representar «malas noticias para quienes son imanes de mosquitos».
Cuando se trata del mosquito Aedes aegypti, las hembras prefieren usar sangre humana para alimentar su producción de huevos, lo que apura su búsqueda de humanos para cazar. Y estos mini depredadores usan una variedad de mecanismos para identificar y elegir a los humanos a los que muerden, dijo Vosshall.
Los ácidos carboxílicos son solo una pieza de las piezas del rompecabezas que explica cómo los molestos insectos eligen sus objetivos. El calor corporal y el dióxido de carbono que liberamos cuando respiramos también son un factor de atracción.
Los científicos aún no saben por qué los ácidos carboxílicos parecen atraer a los mosquitos con tanta fuerza, dijo Vosshall. Pero el próximo paso podría ser explorar los efectos que tendría reducir los ácidos carboxílicos en la piel.
“No se pueden quitar los humectantes naturales de la piel por completo, eso sería malo para la salud de la piel”. Sin embargo, Vosshall dijo que los productos dermatológicos podrían minimizar los niveles de ácido carboxílico y reducir las picaduras de mosquitos.
“Cada picadura de estos mosquitos expone a las personas en una situación de peligro para su salud”, dijo. “Los mosquitos Aedes aegypti son vectores de contagio del dengue, de la fiebre amarilla y del zika. Esas personas imanes tendrán muchas más probabilidades de infectarse con esos virus”.
Los mosquitos evolucionaron hasta cazar basándose en el olor
Matthew DeGennaro, profesor asociado de la Universidad Internacional de Florida que se especializa en la neurogenética de los mosquitos, le dijo a CNN que los resultados del estudio ayudan a responder preguntas de larga data sobre qué factores específicos hacen que los mosquitos elijan a algunos humanos más que a otros. Él no participó del estudio.
“Este estudio muestra claramente que estos ácidos son importantes”, dijo. “Ahora, la forma en que los mosquitos perciben estos ácidos carboxílicos es interesante porque estos químicos en particular son realmente pesados, por lo que son difíciles de oler a distancia».
“Podría ser que estos químicos sean alterados por, digamos, el microbioma de la piel, y eso provoque cierto tipo de olor. O podría ser que otros factores en el medio ambiente descompongan un poco estos químicos, por lo que son más fáciles de detectar para los mosquitos”.
Los resultados también son «un gran ejemplo de lo bien que pueden oler los insectos», agregó DeGennaro. “Este insecto ha evolucionado para cazarnos”.
Para DeGennaro, el poder de permanencia del atractivo de ciertos humanos es uno de los aspectos más interesantes de la investigación.
“No sabíamos que habían preferencias muy estables de los mosquitos por ciertas personas”, dijo. “Podría sugerir que el microbioma de la piel es importante, aunque no lo abordaron”.
Una investigación adicional debería explorar el microbioma que existe en la piel humana para comprender por qué los mosquitos se sienten atraídos por ciertos compuestos por sobre otros, dijo. Y eso podría conducir a mejores productos para reducir las picaduras de mosquitos y la propagación de enfermedades.
“Creo que si entendemos por qué los mosquitos encuentran un huésped, podemos diseñar nuevos repelentes que impidan que los mosquitos detecten esos químicos”, dijo DeGennaro. “Y esto podría usarse para mejorar nuestros repelentes actuales”.