El Servicio Forestal de Estados Unidos matará a partir de este jueves a aproximadamente 150 vacas salvajes que habitan en el Bosque Nacional de Gila, en el estado de Nuevo México, argumentando que «suponen una amenaza significativa para la seguridad pública y los recursos naturales». Lo harán disparando a los animales desde helicópteros durante cuatro días.
La supervisora forestal Camille Howes dijo, citada por AP, que la decisión fue difícil pero necesaria. Según la funcionaria, el ganado salvaje que habita en esa zona es agresivo con los visitantes y su paso por las orillas de los arroyos y los manantiales provoca «erosión y sedimentación», por lo que esta es la forma «más eficaz y humana de abordar el problema».
En esa línea, el Centro para la Diversidad Biológica estatal sostiene que los problemas de calidad del agua solo empeorarán si no se elimina el ganado salvaje, cuyas pezuñas y bocas dañan arroyos y ríos.
Preocupación de los ganaderos
La Asociación de Productores de Ganado de Nuevo México, junto a otras organizaciones como la Asociación de Ganadería Humanitaria, presentó este martes una demanda ante la Justicia con el objetivo de bloquear la acción, calificándola de «ilegal, cruel y dañina para el medioambiente«.
Asimismo, se mostraron preocupados por la posibilidad de que el ganado marcado se haya extraviado en la zona silvestre, ya que sus vallas fueron dañadas durante una temporada fuerte de lluvias. Por otra parte, estimaron que 65 toneladas de animales muertos se dejarían durante meses en el bosque hasta su descomposición.
No obstante, el juez de distrito, James Browning, rechazó la solicitud de los ganaderos. «El juzgado no ve una prohibición legal a la operación. Sería contrario al interés público detener la operación», afirmó el magistrado.